Pinceladas de tiempos y espacios compartidos

Pinceladas de tiempos y espacios compartidos

11 de marzo, de 2023

Irene, certeza de una hermana
Reconozco el camino de tu cuerpo
La fuerza y plenitud de tu  alma
Las suaves líneas de tu cabeza
¿Con qué dones jugaste en tu infancia?
¿Qué misterios pintaron tu juventud?
Quiero y no encuentro registros de ese
Paisaje íntimo y universal
De ese paisaje sagrado que debíamos vivir juntas
Aquella vida se diluyó
No pudimos ser hermanas en el
Tiempo y espacio convenido
Y, ahora, mi corazón conmocionado
Me sorprende con una luminosa necesidad:
El reencuentro conmigo misma que no es pleno
Y unitivo sino es con vos
Estoy aquí y dispuesta a compartir con fe
Lo tuyo que hay en mí
Y lo mío que hay en vos
Así, comenzaré a orarle a
Mi amigo interno
Para que el fluir de este
Nuevo acto nos lleve
A un registro de claridad
Y a una alegría sin limite.

 

Norma Montemurro

 

Irene: roca firme frente a las tormentas; siempre dispuesta a transmitir tu experiencia con mirada alegre y pilla. Se echa de menos tu humanidad exuberante de dama de alto talante.
Allá donde estés gracias por los momentos vividos.
Según me dijiste tú obra es la búsqueda de la forma pura y la representación del espacio y el volumen a través del color.
Ahora  estarás en ella y sumergidos en tu obra allí nos encontraremos, en esa sensación perenne, en ese espacio colorido y brillante que nos has legado.


Encarna Escribano

 

Hola Irene, te pienso y lo primero que recuerdo son tus ojillos chispeantes, sonriendo.
Me gusta de ti tu valentía para vivir y para humanizar la tierra.
Te siento irreverente.
Agradezco que cuando pudiste enseñarme o ayudarme lo hiciste con una gran verdad interna, también con sabiduría y la generosidad se notó en que en esos momentos estabas en presencia con todo tu ser.
Cuantos ratos conversando acerca de la fuerza de los ensueños del amor y el desamor. Y en cada encuentro nunca ha faltado el intento  por desentrañar los caminos hacia la eternidad.
Poquito a poco te voy reencontrando. ¡Te quiero Irenita!


Carmen Serra

 

Gracias Irene por compartir tus afectos conmigo. Hoy he realizado la experiencia del festival y te he visto y sentido feliz y  contenta. Un beso muy grande donde estés.

 

Luis Carlos

 

 

Irene y yo nos conocimos hace más de 40  años en Mza. En aquella época Irene era un torbellino de energía. Pasaron los  años y volvimos a encontrarnos en España, nuestra amistad  seguía vigente, para mi has sido una mujer de múltiples facetas, tengo mil anécdotas contigo, pero la que me sorprendió y encantó y te lo dije ls última vez q7e nos vimos Silvia tu y yo. Fue mientras cuidaste a mi suegra con Alzheimer, la dulzura, el afecto y la alegría que le brindaste me mostró una faceta preciosa,  Pocho te esperaba todos los días  ilusionada porque traías música y bailaban con ella. Esa Irene que tuve el privilegio de ver esos meses, me mostró a mi amiga en su mejor versión. Me emocionaba tu dulzura,  y me alegra haber podido agradecértelo personalmente. Y tal como me pediste le pedí a Picho que te esperase del otro lado para seguir con esos momentos maravillosos que vivisteis  juntas,  Pocho y tu siempre en mi corazón.

 

Mónica Atienza

 

 

Iréne querida, cuando pienso en ti, cuando te registro, cuando te evoco
Me surgen dos imagenes con fuerza entre muchas otras
La de la  Irene siloista y la de la Irene hermana mayor
Para ti ser solista siempre fue tu primario,  siempre trabajaste y estudiaste para ser día a día más coherente en ese estilo de vida y profundizar en ello. Siempre ponderaste los valores siloistas por encima de todo aunque relegaras alguna parte tuya en ese intento como fue tu amor por la pintura que en algún momento no tuvo lugar
en nuestros ámbitos siloistas,  recuerdo largas conversaciones al respecto y lo mucho que me alegraba cuando te veia retomando ese camino y la gran satisfacción que sentí cuando me llamaste para invitarme a la Exposición que hiciste en lo primera Marcha Mundial
Con respecto a la Irene hermana mayor son muchas las vivencias que atesoro desde ese 1982 en qué llegue a España, fuiste mi "hermana mayor" me guiaste, me cuidaste, me alentaste, me acompañaste en los buenos y malos momentos, e incluso me regañaste con  todo el esmero y el cariño que se da en esa relación tan fraternal que teníamos
Cuando vine a Madrid para esa visita que te hicimos con Monica al Hospital pude darte las gracias por todas esas cosas vividas  y tengo la certeza de que sigues y que seguirás acompañándome siempre hasta que nos volvamos a encontrar
Hasta siempre Irene.

 

Silvia González

 

 

Eran los primeros días de noviembre 2022, Irene estaba a pocas horas de partir. En la
habitación del hospital, lo que sería mi última visita, con los ojos cerrados, Irene me retiene
firmemente de la mano, facilitándonos a ambos un tiempo largo para la despedida en silencio,
esa despedida última de los Humanos que se abrazan con el alma.

Un mes antes, exactamente el 7 de octubre del mismo año, me dirigía a casa de Irene para
compartir con ella un cafecito y un tiempo de intercambio cálido y sincero, de los que solíamos
tener cada tanto. Llegando a su casa me encontré una situación inusual, dura y triste. En su
salita de estar me recibieron Juan Carlos, Elsa y Nacho: “Estamos esperando la ambulancia,
Irene está muy mal, está en su cama”. Entré en su habitación y nos saludamos, supe que Irene
entraba en otro momento vital, asumía su estado de salud y ya contemplaba la partida. Pocos
minutos después, me reclamó y entré nuevamente en la habitación: “Sentáte”, y así lo hice
cerquita de ella, en la cama. Me tomó de la mano y me pidió prestar atención a lo que tenía
que decirme: “Miguelito, tenés que hacerme un favorcito”. Irene sabía que su estado de salud
estaba complicándose.
Me explicó, por circunstancias, que temía el momento y le preocupaba el destino final de sus
obras y me pidió el hacerme cargo de su legado, para ella muy querido y sentido. Debería
proveer el reparto y destino final del mismo, en especial a su familia, a algunos amigos y la
entrega en donación de sus pinturas a los Parques de Estudio y Reflexión de Toledo y Navas del
Rey. Tomé nota y me hice cargo.
Irene ya no regresaría a su casa. Pocas semanas después Irene partió.
Retiramos las obras de casa de Irene y nos hicimos cargo de su ruego.

Hoy, podemos contemplar una parte importante de su legado, aquí en Parque de Toledo,
como a ella le hubiera gustado. Irene quería compartir su trabajo, sus estudios de construcción
plástica, con sus Amigas y Amigos. Depositó la mayor parte de sus obras en el Parque de
Toledo y en el Parque de Navas del Rey. Lo hizo con el saber de la confianza de que aquellos
que las recibían se llevaban una parte importante de ella.
Para Irene, la luz y la sombra era parte de la misma sinfonía, era color.
Interpretaba y construía poéticamente a través de la representación del cuerpo.
Su obra conserva claves de la “perspectiva espiritual” de Vasili Kandinski, la fascinación por el
color, por su simbolismo, por la vibración que ejerce sobre el espíritu del ser humano. Irene
identifica el color con total independencia de las formas geométricas que lo contiene. Se
abstrae en la luz, en su evidencia o en sus veladuras, busca claves y respuestas del alma, no
solo la propia, sino la del espectador, en gran medida ausente por el exceso de celo con que
Irene guardó sus trabajos.
Ahora Irene no está para describir los tonos y acordes de su construcción pictórica, y somos los
que todavía quedamos los que debemos descifrar esa búsqueda emocional y espiritual,
contemplando sus lienzos en el silencio de nuestros espacios.

Miguel Angel Invarato, Marzo 2023

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Javier Tolcachier, tomado de Pressenza

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Comentarios

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